viernes, 16 de julio de 2010

CARIDAD - MISIÓN


 1660   Vicente de Paúl  -  Luisa de Marillac 2010  
350º aniversario
Responsables de una herencia

Desde la Cofradía de la Virgen del Carmen, me piden que escriba un pequeño artículo sobre lo que significa para nosotras, las Hijas de la Caridad, la devoción a la Santísima Virgen con motivo del 350º aniversario de la muerte de nuestros Fundadores: San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac.

Con mucho gusto respondo afirmativamente y como es natural, me remonto a nuestros orígenes.

La Compañía, fundada en Francia en el siglo XVII por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, es conocida en la Iglesia con el nombre de “Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Siervas de los pobres”.

Ya hacia 1630, el Señor Vicente confía a Luisa de Marillac el cuidado de las primeras Hermanas que trabajaban en las diversas cofradías, pero es el 29 de noviembre de 1633 cuando se reúnen en torno a ella, para vivir bajo su dirección y en comunidad fraterna, su ideal.

Luisa de Marillac cuando reúne a las primeras jóvenes para instruirlas en el cuidado y servicio a los pobres, les va inculcando la devoción a la Santísima Virgen y el amor a la Eucaristía.

Repasando los escritos de nuestros fundadores, constato que Luisa de Marillac, ya en los comienzos, pide permiso a Vicente de Paúl en una carta con fecha de octubre de 1644, para hacer una peregrinación a Chartres, y consagrar la Compañía de las Hijas de la Caridad a la Santísima Virgen María.

También podemos leer en la conferencia de Vicente de Paúl a las Hijas de la Caridad del 8 de diciembre de 1658, dos años antes de la muerte de Vicente y Luisa, cómo Vicente invita a las hermanas a rezar el rosario todos los días e insiste en la devoción a la Santísima Virgen.

Y pasando a nuestras Constituciones actuales, en el capítulo II Vocación y Misión de la Compañía se nos dice: “Entregadas a Dios, en Comunidad, para servir a Cristo en los pobres… todos los pobres… por todas partes… con un espíritu evangélico… bajo la protección de María”.


Y en el nº 15.a “Quien quiere seguir a Jesucristo, encuentra a la que lo recibió del Padre: María, la primera cristiana, la consagrada por excelencia, presente en la vida de la Compañía desde sus comienzos”.

15.b “Los Fundadores inculcaron a las Hijas de la Caridad el amor y la imitación de la Virgen y las invitan a contemplar en Ella a:
* La Inmaculada, totalmente abierta al Espíritu, señalada por San Vicente, después de Jesús, como ejemplo perfecto de los que escuchan la Palabra y la guardan.
* La Sierva, humilde y fiel, de los designios del Padre, modelo de los corazones pobres.
*  La Madre de Dios, Madre de misericordia y esperanza de los pequeños, íntimamente unida a su Hijo, a quien conduce a los que confían en Ella; Madre de la Iglesia y única Madre de la Compañía: santa Luisa le consagró la Comunidad naciente, que quiso poner para siempre bajo su protección”.

De todos es conocido el que en 1830, cuando la Virgen se aparece a una joven hija de la Caridad, le pide que haga acuñar una medalla con su imagen. Fue muy costoso el llevar a cabo este encargo de la Virgen, porque a la hermana no la creían y es a través de su confesor, como se llega a que sus superiores accedan a la petición de la Virgen y en 1832, ya se habían distribuido más de dos millones de medallas. Era la imagen de la Inmaculada, a la que el pueblo la empezó a llamar muy pronto “Medalla Milagrosa” por los muchos milagros que hacía.

Todas las ramas de la Familia Vicenciana llevan la nota mariana y de todos también es conocido el movimiento de Juventudes Marianas Vicencianas, que fue la misma Virgen la que le encargó a Santa Catalina Labouré, el que fundara una asociación de jóvenes.

Del mismo modo surgieron las Capillas de la Virgen Milagrosa con la visita domiciliaria. Devoción extendida por los cinco continentes.

La Santísima Virgen nos dejó un encargo y era el propagar su medalla. Nosotras, fieles a este encargo, cumplimos su invitación y procuramos que la Santísima Virgen esté presente en nuestras vidas y en la de todas las personas que se relacionan con nosotros: alumnos, padres, profesores y todos los que de un modo u otro pasen por nuestras casas.

Doy gracias a Dios por nuestro Colegio, conocido en Almería, como Colegio de “La Milagrosa” por el que tantos almerienses se han formado en él y que a pesar de ser pequeñito, tenemos todos los movimientos que existen en la Familia Vicenciana:

Ø La Asociación Internacional de Caridad, fundada por San Vicente de Paúl en 1617.
Ø La Asociación de la Medalla Milagrosa, con cantidad de coros en distintas parroquias de la capital y pueblos de la provincia.
Ø Juventudes Marianas Vicencianas, asociación de jóvenes, pedidos por la misma Virgen a Santa Catalina Labouré con sus distintas secciones:
·  Infantiles
·  Juveniles
·  Jóvenes
Ø Comunidades Laicales Vicencianas, a la que pertenecen un grupo de matrimonios y jóvenes adultos.

Que la Santísima Virgen, en el año jubilar del 350º aniversario de la muerte de nuestros Fundadores, San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, nos conceda la gracia de imitar sus virtudes y seamos fieles servidoras de los pobres a los que San Vicente llamaba: “Nuestros amos y señores”.
                                                                                                                          Sor Ana Mª Fresneda
Hija de la Caridad