viernes, 16 de julio de 2010

EPITOME HISTÓRICO DE LA ORDEN DEL CARMEN (PARTE II)

El profeta Elías será para aquellos primeros carmelitas que se asentaron en el siglo XII en el Monte Carmelo, la regla viva, al que intentarán imitar. Para ellos éste será el padre que les infundirá su espíritu: Carmelitarum Dux et Pater. Los carmelitas deberán ajustar su vida a la de él. Fue éste el testamento que según la tradición dejó San Brocardo, Superior General del Carmelo, a los moradores de aquella Santa Montaña antes de expirar: "Ajustad vuestra vida a la vida ejemplar de la Bienaventurada Virgen María y de nuestro fundador, el Santo Profeta Elías".

El carmelita Arnoldo Bostio, venerable mariólogo definía a Elías en uno de sus escritos como: "Varón Evangélico antes del Evangelio, Apostólico antes del tiempo de los Apóstoles, despreciador del mundo y de todas las cosas perecederas, apasionado seguidor de lo eterno, primer Virgen, Monje y Eremita, resplandor de costrumbres, regla de virtudes, heraldo de la Virgen sagrada. Que la institución de la virginal castidad antecedió por mucho tiempo al Cordero sin mancha a donde quiera que hubiera de ir...".

Estos primeros carmelitas levantaron una iglesia dedicada a la Virgen María, Madre de Jesús, desarrollando así el sentido de pertenencia a la Virgen como Señora del lugar. Tomaron el nombre de hermanos de la Virgen María y le tributaron los honores que solía darse al fundador y patrón. (Orden del Carmen, CESCA).

En algunos textos podemos encontrar diversos testimonios de peregrinos en la que describen la Iglesia construida por estos carmelitas en el Monte Carmelo. Reproducimos aquí un fragmento del libro "Les chemins et les peregrinages de la Terre Sainte" (1268): "Hay en la montaña, a mano izquierda, un sitio bonito y santo donde se encuentra un eremitorio de ermitaños latinos, que se llaman frailes carmelitas; hay una iglesia de la Virgen y hay muchas y buenas aguas de manantial y muchas buenas hierbas floridas".

Mª José García Fernández
Secretaria